Luis Moreno Sabater

Su historia

Luis Moreno Sabater Luis Moreno Sabater
Nacido el 13 de abril de 1918 en Monóvar (Alicante)
Deportado a Mauthausen el 14 de diciembre de 1940
Fallecido el 9 de septiembre de 2003 en Tortuguitas (Argentina)
Información facilitada por el investigador Guillem Llin Llopis

Amigo y mano derecha de César Orquín

La tragedia persiguió a Luis, literalmente, desde el mismo día de su concepción. Su madre fue violada por uno de sus primos y quedó embarazada. Cuando el terrible suceso se hizo público, el agresor huyó para siempre. Luis nació el 13 de abril de 1918 en la casa de campo El Bouero, en el término municipal de Monóvar. Su inscripción en el Registro Civil tampoco fue un camino de rosas. El funcionario de turno se equivocó con la fecha de nacimiento (1917 en lugar de 1918), con el primer apellido (Monzó en lugar de Moreno) y con el nombre de la abuela (Antonia en lugar de Josefa). Los nombres que le pusieron fueron los de Luis, Pedro y José. El acta de nacimiento dice que el padre era Francisco Moreno Poveda "natural y vecino de este pueblo, de 30 años de edad y jornalero", y su madre "Josefa Sabater Picó de igual naturaleza, de 26 años".

Luis creció feliz y con un carácter marcadamente optimista. Tenía a su lado a su abuela materna, a la que llamaba "madre", y a sus tíos, a los que consideraba "hermanos". A los 8 años tuvo que empezar a trabajar en la granja en la que vivía. Paralelamente, inició un proceso de aprendizaje muy limitado. La escuela era un lujo, pero había un maestro que pasaba dos veces por semana por su casa, le ponía deberes y le explicaba las cosas que no había entendido. Así estuvo, al menos, entre 1925 y 1928.

En la década de los años treinta y con la Segunda República, Luis, en compañía de sus tíos Paco y Fernando, se fue a trabajar de albañil, primero en Alicante y después en Argel, donde estuvo un año. La estancia en esta ciudad norteafricana fue providencial para él, ya que aprendió francés, un idioma que le resultaría de gran utilidad años después. En marzo de 1936 conoció a Julia Llorens Jerez en un mitin. Ella solo tenía 13 años. Cuatro meses después, El 18 de julio de 1936, se produjo el golpe de Estado contra el régimen legal y democrático de la Segunda República. Luis se presentó voluntario para combatir en defensa de la democracia, pero le rechazaron por su juventud. La segunda vez que lo intentó, lo acabaron aceptando y alistando.

Tras pasar por diferentes frentes de batalla, en el tramo final de la contienda participó en la Batalla del Ebro. Salió con vida, pero en enero de 1939 le hirieron de gravedad. Lo ingresaron en el hospital de Olot. Aún convaleciente, en los primeros días de febrero, salió camino del exilio en Francia poco antes de que las tropas fascistas conquistaran la zona. De Olot fue a Figueres, y de ahí a La Jonquera y a cruzar la frontera por el paso del Pertús: "Silenciosamente, con un silencio emocionante de adhesión y de respeto, los habitantes del Pertús, asomados a las ventanas o desde la puerta de los hogares tranquilos, contemplan el paso del éxodo en el curso de una larga cadena de días y de noches", escribió Manuel Valldeperas en catalán en Sombras entre tinieblas.

En Francia no había nada preparado ni previsto para acoger a la marea de refugiados. Los soldados del ejército y la gendarmería se hicieron cargo de los recién llegados. Los llevaron a la playa de Argelès y perdieron la libertad. Encima de la arena, con lluvia, sople el viento o haga sol, de día y de noche, haga frío o mucho frío, sin posibilidades de higiene y sin comida. Así es como recibió Francia los exiliados de la guerra.

1939 Luis lo pasó en esos campos de concentración franceses. Estuvo, sucesivamente, en Argelès, Barcarès, Agde y Sant Cebrià. En otoño, ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, salió a trabajar en la vendimia en la localidad de Florensac. Faltaba mano de obra, ya que todos los jóvenes habían sido movilizados. Aquí conoció a César Orquín Serra, un hombre de una personalidad desbordante y enormemente osado a quien Luis le cayó muy bien. A partir de ese momento se hicieron inseparables, hasta el extremo de cambiarse los apellidos y ser como verdaderos hermanos. Según el hijo de Luis, Atlántico: "Aunque solo tenía cuatro años más, César era como el padre que Luis no había tenido. Le hacía caso en todo, como si de un obrero y un patrón se tratara".

La vuelta al campo después de la vendimia supuso un duro golpe para Luis y para todos los que habían salido. Tenían la esperanza de seguir libres, haciendo trabajos en el campo, pero la única solución que se vislumbra implica inscribirse en una Compañía de Trabajadores Extranjeros, no sabemos si voluntaria o forzosamente. Luis y César quedaron registrados en la CTE número 114. De las 200 compañías que aproximadamente se formaron, ésta es una de las que peor fama tuvieron por las condiciones de trabajo, alimentación y disciplina.

Luis apareció en un libro editado en el año 2010, de José Villar Sánchez: Diario de un exiliado español en la guerra de 1936. En las astas de la tragedia. Siguiendo la narración de la obra es fácil saber los pasos que dio, cómo fue y cómo lo pasó. Salieron durante los días de Navidad hacia la Línea Maginot, que pretendía ser un paso infranqueable para quien intentara invadir Francia, pero a la hora de la verdad no sirvió de nada. El 24 de diciembre de 1939 recibieron la orden de concentrarse en la entrada del islote F y se les obligó a recoger sus pertenencias, y al día siguiente: "Al grupo de valencianos que vamos juntos nos encuadran en la 7ª Sección. (…) Nuestro grupo se halla constituido por el inquieto y locuaz Orquín, con ribetes y pespuntes de poeta, (…) Cervera, el campesino rudo, pero inteligente y noble; el impetuoso Perona, con sus sesenta años a cuestas; Moreno, el joven de Elda, inquieto e impregnado de ideales; mi hermano Modesto y yo (…). Se nos advierte que preparemos todo para partir mañana".

El día 28: "Abrimos las puertas de los vagones y con un cielo encapotado, cubierto por una capa de neblina densa, grisácea, y con la superficie cubierta por espesa capa de nieve, lo que explica el intenso frío de la noche pasada. Intentamos averiguar por la dirección que lleva el tren, el lugar aproximado al que se nos conduce. (…) Durante el día arrecia el temporal de nieve y de frío".

Dos días después, el autor relata: "A medida que vamos adentrando en el norte de Francia se recrudece la racha de frío, haciéndose insoportables las ráfagas de viento que nos traspasan las orejas, que enrojecen e irritan el nariz, que acartonan la piel. Frío… mucho frío…, nieve… mucha nieve…, hielo… mucho hielo. (…) Legan noticias en nuestro vagón relacionadas con casos graves de congelación de pies y manos de algunos camaradas. (…) En efecto, Moreno, el simpático muchacho de Elda, sufre un desvanecimiento, quizá determinado por el hambre y el frío actuando mancomunadamente. (…) Son las once de la noche. En la oscuridad destácase la blancura de la nieve que cubre completamente la superficie de la tierra, la techumbre de los edificios, el ramaje de la arboleda. Todo. Estamos en Faultquemont. (…) Algunos soldados franceses, conocedores del idioma español, nos informan del lugar en que nos hallamos recibiendo como desagrado la noticia de estar en la misma línea Maginot, a escasos kilómetros de Alemania".

El autor realiza diversas incursiones para hablar de sus acompañantes. De Luis dice: "Moreno posee un abrigo militar procedente de la guerra de España. Lo coloca sobre un entarimado, estirándolo cuanto le es posible, coloca la mando, plana, sobre él, marca con lápiz las líneas y ondulaciones de ésta; después siguiendo la configuración de la mano, corta y en pocos minutos prepara unos guantes de emergencia. Del capote de Moreno, cortamos mientras queda, atareándonos al coser los guantes que tanta falta nos hacen. Cunde el ejemplo y a los pocos días, con restos de mantas y tabardos, pocos son los que no tienen sus flamantes guantes".

Han pasado algunos meses. Las tropas alemanas han atacado Francia. Los miembros de las CTE lo ven mal. Tienen los nazis muy cerca: "Cambiamos de tren y de dirección, siempre a la orilla del capitán francés que tanto interés se toma por nosotros. El cambio de tren y dirección nos pone en guardia. Presentimos que estamos siendo buscados, pero resulta imposible averiguar nada. Del grupo de valencianos que salimos del campo sólo vamos Modesto, López, Perona, Cervera y yo. Se ha roto la cohesión. ¿Qué será de Albor, Orquín, Moreno, Antonio?".


Deportado a Mauthausen, miembro del kommando César

Los alemanes han atacado por el norte, por Bélgica y, en un santiamén han conquistado los Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica. El camino está hecho. Entran en Francia y cogen a los republicanos españoles entre la espada y la pared. No tienen escapatoria. Huyendo hacia delante se encuentran con Alemania. Huyendo hacia atrás se encuentran con los alemanes. Son hechos prisioneros alrededor del día 20 de junio de 1940 e internados en el Stalag V-D ubicado en Estrasburgo. El día 11 de diciembre de 1940 la Gestapo se hace cargo de 846 exiliados republicanos en un tren que parte con destino desconocido. Va hacia el este. Dos días después llega a su destino: Mauthausen. Luis deja de ser Luis y se convierte en el prisionero 5052.

La llegada a Mauthausen tiene los peores augurios. Es el 14 de diciembre de 1940. Pero por suerte para un buen número de republicanos, está con ellos César Orquín. Orquín habla alemán y tiene unas dotes de persuasión increíbles. Así, tras el período de cuarentena logra convencer a los mandos de Mauthausen para que le dejen salir con un Kommando, integrado únicamente por españoles, a hacer trabajos inacabados por la guerra, con éste como jefe. Las SS únicamente se encargarán de la vigilancia y él será quien mande.

El 6 de junio de 1941 los mandos de Mauthausen han accedido. Salen del campo de concentración 161 hombres hacia la localidad de Vöcklabruck a terminar una serie de obras que están inconclusas por la guerra. Entre los 161 hombres -a los que más tarde se añadirán otros, hasta alrededor de los 350-, va Luis Moreno Sabater, quien se convierte en uno de los hombres de confianza de César Orquín. Están en Vöcklabruck hasta el 17 de mayo de 1942, cuando reciben la orden de trasladarse al Kommando de Ternberg a realizar una central eléctrica. Es el horrible año en que mueren más de 3.700 republicanos españoles. Pero en Vöcklabruck no ha fallecido ninguno. En Ternberg pasan más de dos años, hasta el 18 de septiembre de 1944, que reciben la orden de volver al campo central.

Pero las cosas han cambiado mucho, afortunadamente. En Alemania la guerra le va mal. Los deportados republicanos que no han fallecido durante los dos primeros años, han logrado posicionarse entre los deportados. Llegan y van al barracón de la cuarentena. Pasan dos meses y medio sin hacer nada, cuando César tiene la oportunidad de volver a abandonar a Mauthausen. El 2 de diciembre de 1944 salen hacia el Kommando de Redl-Zipf, siempre con Luis Moreno como hombre de confianza. Estando en el Redl-Zipf acaba la pesadilla. Alemania pierde la guerra y los deportados son liberados por el ejército de Estados Unidos de América.

Al abandonar Mauthausen, los aliados proveen a los deportados de la pertinente identidad. Luis Moreno Sabater se cambia el nombre a Luis Orquín Serra y su fecha de nacimiento pasa a ser el 8 de abril de 1918. Hay un número indeterminado de republicanos (cerca del centenar) que optan por quedarse en Austria. Entre ellos se encuentran Luis y César.


El largo viaje desde Austria a Argentina

Durante los cinco años siguientes, Luis hace distintos tipos de trabajos. Incluso un joven como él, que no ha ido a la escuela, imparte clases de idiomas en la célebre academia Berlitz. En estos momentos de la vida, Luis habla con soltura el alemán, el francés, el valenciano y el castellano. Y así, por fin, llega la hora de poner en orden su vida personal, después de una década de ir de susto en susto. Escribe a casa. Y a Julia. Retoman la relación. Hasta que ésta va a Viena vía París. Por fin están juntos. Es el mes de agosto de 1949 y se casan en Innsbruck el 15 de abril de 1950.

César Orquín -que ha rehecho su vida, se ha casado y tiene una hija- quiere pasar página y olvidar las guerras (española y mundial) y los campos de concentración. Decide empezar de nuevo en Argentina, donde consigue los papeles para la entrada en el país. Luis y Julia deciden acompañarles.

En otoño de 1950 suben, al puerto de Marsella, al paquebot Campana. Durante la travesía atlántica, no están permitidas las relaciones entre hombres y mujeres que deben ir en compartimentos separados. Cerca de un mes es mucho tiempo sin intimidad. Pero por suerte la tripulación del barco hace la vista gorda en los encuentros periódicos que se producen en las lonas debajo de los botes salvavidas. Llegan a Buenos Aires el 20 de octubre de 1950, próximo el invierno austral. En las listas del Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos aparece como que llegan Luis y Julia, pero no así César y su familia. La explicación está clara, César Orquín Serra, su esposa y su hija entraron en la República Argentina con pasaporte diplomático.

No se sabe si Luis y César, y sus respectivas familias, se alojarían en el Hotel de Inmigrantes. Entonces Argentina era un ejemplo mundial en la recepción de emigrantes. Ofrecía a todos los nuevos llegados una serie de ventajas enormes, como revisión médica, alojamiento, asesoramiento y puesto de trabajo. Es probable que sí pasaran por el hotel. Pero pronto se irían, al encontrar trabajo los dos como representantes de especies y ubicarse en Avellaneda, en el Gran Buenos Aires. Durante los meses siguientes, ambos se dedicaron a vender especies por toda la capital.

El 21 de julio de 1951 nace Atlántico, hijo de Julia y Luis. El propio Atlántico nos aseguró que el nombre se lo pusieron porque su madre se empeñó, ya que fue concebido durante la travesía. Pero esto no puede ser. Fue concebido una vez llegados a Argentina. Entonces en el país gobierna Perón. Y en ese momento es carne y uña con la Iglesia. Solo permite los nombres del santoral cristiano. Le ponen de nombre Luis Atlántico Orquín. Pero siempre será y es Atlántico.

Sin embargo, pronto a César Orquín le sale un puesto de trabajo en Mendoza, al pie de la cordillera de los Andes, a más de mil kilómetros de distancia. Llega la hora de la separación, pero no del distanciamiento. En 1953, Luis y la familia se trasladan a Munro, dentro del Gran Buenos Aires. Allí, un exiliado húngaro, Kalman Vandor, le da trabajo en la relojería que ha montado. A partir de ahora, y hasta su jubilación, Luis trabajará de relojero. En 1956, cambia de nuevo de lugar de residencia y de ocupación. Se van a vivir a la calle Sucre, en Don Torcuato, siempre dentro de la prolongación de Buenos Aires. Compra una casa con terreno y comienza a trabajar en la célebre relojería Testorelli, la más antigua del país, fundada en 1887 por el suizo José de Testorelli y, ubicada en la aristocrática población de San Isidro, muy cerca de Don Torcuato.

Los siguientes años son años de estabilidad emocional y física. Y de gozar con sus distracciones favoritas. También de ir en autobús de vez en cuando al Centro Republicano Español, en la avenida Bartolomé Mitre, 801. Allí se entera de cómo van las cosas por España. Sin ninguna novedad, Franco sigue con su rencor hacia todo lo que no sea fascismo. En 1962 nace el segundo hijo de la pareja, Amiel Orión y en 1966 cierra el Centro Republicano Español. Tanto esperar la desaparición física del dictador de que los republicanos se han hecho mayores, incluso algunos han muerto y el paso del tiempo ha hecho que cada uno se fuera reubicando en su propio destino.

El 28 de febrero de 1970 contrae matrimonio la hija de César Orquín, Luisa Riedl, Luisa, o Mausi, con Edgardo Grzona, de ascendencia alemana. César tiene guardado un trabajo para Luis. Es él quien debe hacer de padrino de boda y llevar a Mausi al altar, porque César no entra en una iglesia desde que le hiciera la cruz hace un puñado de años. Y como sigue firme con su palabra, aunque se case la hija, no entra. Él esperará fuera mientras fuma algún cigarrillo.

En 1972 las cosas entre Luis y Julia no van bien. La pareja se ha distanciado y acaba divorciándose de mutuo acuerdo. Franco muere en 1975. Su ya exesposa sigue viviendo en Argentina, pero cuando le llega la hora de la jubilación se vuelve a España. Julia Llorens muere el 6 de junio de 2002, el día que hacía 61 años que Luis salió de Mauthausen en el Kommando César hacia Vöcklabruck. Por su parte, Luis se jubila en 1990, a los 72 años. Los últimos años de su vida los dedica a las plantas, al huerto, a meditar y recuerdos. Muere a los 85 años el martes 9 de septiembre de 2003. Sin haber vuelto nunca a España, pero siendo un demócrata, un republicano convencido, y el chico alegre "que nunca estuvo en la escuela y que hablaba el catalán, el castellano, el francés y el alemán", como recuerda su hijo Atlántico.

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen